Tribunales
Populares Como Práctica Democrática
“Ningún hombre esta por encima de la ley y ningún
hombre esta por debajo de la ley”
Theodore Roosevelt
Es interesante
la idea de los tribunales populares como un simbólico medio de juzgar a
aquellos lideres políticos que cometan actos de corrupción, o que la hayan
permitido bajo su amparo, sino también por las decisiones que hayan tomado en
detrimento de sus pueblos. En países adonde las instituciones del estado están
históricamente desprestigiadas, como por ejemplo el sistema judicial, por la
ausencia de credibilidad y confianza, es casi un derecho democrático de los
ciudadanos constituirse en jueces de aquellos líderes que los condenan a la
pobreza y al subdesarrollo.
Para
enfocar mejor el asunto de los tribunales populares dentro del marco político,
hay que aceptar la primicia del orden político sobre el económico, ya que son
las instituciones políticas que dan origen al orden económico, y no viceversa.
En sociedades adonde las organizaciones e instituciones estatales son
ineficientes e inefectivas, prevalece el desorden económico. Los gobernantes
electos son responsables de estas instituciones y como tal es su deber hacerlas
mas eficientes, siendo sus metas el crear prosperidad, y por consiguiente, el
desarrollo del país. Es de ahí, que las decisiones que toman los líderes políticos
crean la prosperidad o la pobreza de sus compatriotas. Acemoglu y Robinson
sostienen que, los “. . . países son pobres porque aquellos que tienen el poder
toman decisiones que crean la pobreza.”
Aunque
es inquietante, debemos entender y aceptar que aquellos líderes a los cuales
sus pueblos, a través del voto, les otorgan el poder de decisión, hacen malas
decisiones y cometen errores a propósito. Deciden aceptar o cometer actos de
corrupción a sabiendas de que las instituciones son ineficaces e inefectivas en
el ejercicio de sus funciones, y que por lo tanto, están al margen de las
leyes. Se consideran intocables. Consistentemente socaban la legitimidad y
credibilidad de las instituciones del estado hasta que los pueblos desarrollan desconfianza,
cinismo, animadversión y apatía hacia estas instituciones. Hay que reiterar y
enfatizar que es a propósito que actúan corruptamente y no por ignorancia, o
por error. Crean una cleptocracia, donde
se revuelcan como lideres cleptómanos políticos.
Para
comprender mejor el asunto de la corrupción, y consecuentemente la pobreza de
los países, debemos estudiar como realmente se toman las decisiones en los
círculos del poder político; como se toman decisiones en La Presidencia, El
Congreso y La Justicia. Además de identificar quienes son los que realmente toman
las decisiones. También hay que entender las razones que los líderes políticos
dan para justificar sus decisiones. Pero más importante aún es excavar dentro
del palabrerío las verdaderas razones detrás de sus decisiones. Hay que
preguntarse cuales son los intereses personales que dirigen a los que tienen el
poder de decisiones. ¿Quiénes se
benefician de las decisiones que ellos toman? ¿Cuáles son las implicaciones futuras
para el país y las instituciones del estado?
Es
basándome en este sucinto y breve análisis de como las instituciones y gobernantes
contribuyen a la prosperidad o pobreza de sus naciones, que considero la
creación de tribunales populares un derecho democrático como simbolismo de la
falta de confianza de los pueblos en las instituciones del estado. Los pueblos
tienen el derecho de juzgar a los corruptos y habilidosos que se enriquecen a
través del estado imparcialmente, sin tomar en cuenta afiliación política,
posición económica o social. Es un crimen de lesa patria el condenar países a
la pobreza. Donde la educación, la salud, el carácter y el futuro de las naciones
están siendo comprometidos por prácticas políticas corruptas, y las
instituciones del estado son inefectivas, los tribunales populares serian una
buena práctica democrática de juzgar a líderes políticos corruptos.
Héctor Geager
Noviembre 11, 2012
New York